Foto: AFP7 VÍA EUROPA PRESS (EUROPA PRESS
– El jugador se plantea renovar por el PSG para no ceder al Real Madrid el 50% de los patrocinios, como exige el club blanco
DIEGO TORRES
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Los abogados de Kylian Mbappé se quedaron perplejos cuando a mediados de marzo, tras la eliminación del Paris Saint-Germain de la Liga de Campeones en el Bernabéu, el Real Madrid les presentó la cuarta y última oferta formal para contratarlo: 180 millones en concepto de prima de fichaje, un salario de 40 millones de euros netos anuales, y el 50% de los beneficios derivados de su cesión de los derechos de imagen.
Aseguran fuentes próximas al jugador que aquello que semanas antes sus asesores habían contemplado como la propuesta más generosa de la historia del fútbol, gracias al compromiso de pago de una prima que igualaba el precio de su traspaso en 2021, de pronto los dejó fríos. La diferencia entre la satisfacción y la decepción la hizo la cuña de los derechos de imagen. El Madrid, como es norma desde que Florentino Pérez asumió la presidencia en 2000, exigió la cesión de la mitad de todas las cantidades generadas por el futbolista a través de patrocinios a partir de la fecha de su contratación. Algo que, según sus abogados, transformaba el escenario por completo. Tanto que un mes y medio más tarde, el delantero francés se plantea seriamente renovar por el PSG.
Liderados por la abogada Delphine Vertheyden, experta en derechos de imagen, los juristas que dirigen la vida profesional del jugador informaron a su madre Fayza y a su padre Wilfried, que, de acuerdo con sus estimaciones, un pilar básico del patrimonio de Mbappé se constituía por su atractivo publicitario para marcas como EA, Nike o Hublot. Mientras que su salario en el PSG no superó los 20 millones de euros, calcularon que facturaría 40 millones en patrocinios esta temporada y podría a ascender a 70 millones por curso en los próximos años si se cumplían las proyecciones más optimistas. A Mbappé no le faltan ofertas de todas las ramas de la industria, pasando por la banca, la aviación comercial, los coches y la tecnología. La celebración del Mundial de Qatar a fin de año multiplica el interés de las empresas por el goleador de la selección francesa.
El Madrid, según los abogados, esgrimió que la presencia de Mbappé en el Bernabéu tendría un efecto multiplicador sobre el valor de su imagen, y esto compensaría con creces la cesión de derechos porque redundaría en más beneficios. Vertheyden entendió, sin embargo, que Mbappé no había necesitado al Madrid para convertirse con 23 años en una de las marcas más rentables del deporte mundial. Dicen las personas allegadas a la negociación que si el jugador cedía la mitad de sus patrocinios, perdería dinero en el intercambio.
Vertheyden y los padres del futbolista se confiesan extrañados porque durante casi dos años de conversaciones el Madrid no les hubiera mencionado nada sobre la cesión del 50% de los derechos de imagen. Lo consideraron excesivo. Y recordaron con extrañeza que en enero y febrero, antes del cruce de Champions, el Madrid les había llegado a proponer la firma de un contrato indemnizatorio. Si el jugador no firmaba por el Madrid a final de curso, pagaría una multa al club; y si el que incumplía era el Madrid, Mbappé cobraba la multa. Los abogados no vieron el beneficio que este compromiso podría tener para su cliente, que según las normas de la FIFA, desde enero era libre para negociar con quien quisiera.
La tranquilidad del francés
En la primera semana de abril, los asesores de Mbappé orquestaron una aparición pública para que su cliente expresara de forma sibilina que no quería ceder sus derechos de imagen. “No he tomado una decisión porque hay nuevos elementos a considerar”, dijo, cuando le preguntaron en público si había resuelto fichar por el Madrid. Le repreguntaron para que explicara a qué se refería y se mostró enigmático: “Solo nuevos elementos. Estoy tranquilo y tomaré la mejor decisión posible junto con mi familia”.
Sin cerrar la puerta del Madrid, hace un mes, la familia Mbappé reabrió las negociaciones con el PSG para estudiar la renovación del contrato que finaliza el próximo verano. En dos semanas, los príncipes de Qatar, propietarios del club, presentaron una triple alternativa que fascinó a los abogados. Si aceptaba prolongar el contrato otros dos años le pagarían una prima de 80 millones, más 40 millones netos de salario el primero y 50 el segundo, aprovechando que la salida de Messi descargaría de gasto el presupuesto salarial.
Si renovaba por tres años, le pagarían 40 millones netos el primero, y 50 a partir del segundo, con una prima de 130. Si renovaba por más de tres años, le permitirían poner la fecha del término, le ingresarían 200 millones de prima y a partir de la cuarta temporada, aprovechando el fin del contrato de Neymar abriría hueco en la masa salarial, le asegurarían un salario de 60 millones. Todo ello reservándole el derecho a explotar el 100% de sus derechos de imagen.
La última palabra corresponde a Mbappé, que hasta la semana pasada no se decidía entre dos alternativas imperfectas: renunciar al 50% de sus derechos de imagen y perder dinero para irse al Madrid, o comprometerse con el PSG sin tener garantías absolutas de que los jeques mantendrán la inversión en la plantilla y sabrán gestionar los aspectos deportivos con más tino que hasta hoy.