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– La divisa del bloque europeo se encuentra en su nivel más bajo en 20 años, un mínimo no visto desde sus primeras cotizaciones, en medio de una galopante inflación
José Antonio Rivera
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Depreciación o recesión, esa es la cuestión. Como en el discurso del príncipe Hamlet, la caída del euro muy cerca de la paridad con el dólar pone al Banco Central Europeo (BCE) en una posición de disyuntiva. Mientras su moneda se deprecia y la inflación aumenta, el riesgo que conlleva subir las tasas dificulta respaldarla.
Con el dedo tenso en el gatillo de la política monetaria, esta autoridad europea está en una posición difícil. La depreciación de la moneda común de la eurozona frente al dólar, divisa ponderada en comercio, hace más caras las importaciones, pero un alza de tasas suficiente para combatir la inflación podría deteriorar su economía.
Una depreciación histórica
La historia del euro, moneda única de la eurozona, es relativamente corta. Se introdujo en 1999 como la divisa común de los países miembros, regida por el Banco Central Europeo. Fue en 2002, no hace tanto tiempo, cuando dejó de ser utilizado solamente en operaciones electrónicas y empezó a circular como billetes y monedas.
Actualmente cotiza en alrededor de 1.0180 unidades por dólar y en su cresta más cercana, el tipo de cambio llegó a ubicarse sobre un máximo de 1.2000 unidades. En al menos tres marcados y largos periodos superó, perdió y recuperó este nivel, pero sólo en uno cotizó por debajo de la línea del dólar. Eso último podría cambiar.
Las complicaciones económicas en la eurozona debido al efecto que tiene la guerra entre Rusia y Ucrania en los precios de la energía, así como las presiones inflacionarias y unas claras señales de desaceleración han impactado en el euro. El temor a la recesión hoy lo tiene a unos pasos de la paridad con la divisa de Estados Unidos.
En su máximo nivel histórico, el euro llegó a cotizar en 1.6000 unidades, redondeando el promedio obtenido de cuatro plataformas de negociación, en julio de 2008. Tal registro se observa incluso más lejano que aquel con el que inició sus operaciones hace 20 años, con menos de un dólar (0.9038) por cada unidad del euro.
¿El BCE corre detrás de la Fed?
La reactivación de la economía tras la peor parte de la pandemia, el efecto de la invasión de Rusia a Ucrania sobre los precios del gas en los mercados y las afectaciones en las cadenas de suministros trajeron de regreso a un temido enemigo que se creía muerto en Europa: la inflación. Se trata de la principal presión sobre el euro.
Mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos se ha mostrado realmente decidida a combatir una insistente presión sobre los precios, incluso a subir sobre el nivel neutro, el primer movimiento de BCE está en camino: sumaría 25 puntos base en julio contra 150 puntos básicos que concretó ya su par estadounidense.
En un tiempo en que cada semana se conocen más señales de dificultad en el panorama económico, el desempeño de ambas divisas es marcado por el ritmo de alzas de tasas de interés. En este 2022 el dólar se fortalece como refugio; el euro pierde terreno contra el billete verde, y eso también le sucede en otros frentes.
Contra al peso mexicano, por ejemplo, la divisa del bloque europeo pasó de más de 23 unidades a cotizar cercana a 20.80 en lo que va del año, con una pérdida de casi 10 por ciento. El Banco de México también ha mostrado persistencia en el combate abierto al entorno inflacionario, con fuertes subidas a las tasas de interés.
Quizás sea ese factor el causante de que, a pesar de haber delineado una estrategia para reducir la inflación, el euro todavía continúe en caída lenta pero constante. El anuncio de aumentar las tasas 0.25% parece haber sido descontado por los operadores, sin presentar grandes sorpresas entre los participantes del mercado.
Una evaluación más fina
El periodo de espera más largo en la toma de decisiones se relaciona con la realidad más compleja que debe considerar el BCE comparado con la que estudia la Fed. En la zona, la política monetaria requiere una evaluación más fina que sólo reducir la inflación”, dijo Jorge Adrián Calderón, director general de Bull&Bear.
Las implicaciones de la guerra sobre la energía y el tráfico de granos por el Báltico dan mayor complejidad a esa tarea. “El riesgo de subir las tasas de una forma pronunciada es proporcional al de tener que bajarlas abruptamente si la guerra o una recesión le obliga a inclinarse por una política expansionista”, añadió.
Sobre el euro, el experto dijo que la aparente falta de reacción tras conocerse el plan de empezar a elevar las tasas de interés se debe a que las curvas de deuda van incorporando expectativas en el mercado para la reunión de septiembre. Para el noveno mes del año el BCE prevé un alza de más de 25 puntos básicos.
“¿Cuánto podría recuperar el euro contra el dólar con estos movimientos de tasas? No lo podría decir con certeza. Los que sí se puede asegurar es que el cruce no estará exento de volatilidad hasta concretar el primer movimiento”. Algunos pronosticadores de divisas consideran 1.0800 unidades como un nivel posible.
jose.rivera@eleconomista.mx