Foto: IG @sergiobasanez_oficial
– El exceso de trabajo causó que el actor pensará en el ocaso de la vida
Por @TVNotasmx
Sergio Basáñez es uno de los actores más queridos por el público mexicano y a pesar del cariño, al parecer su vida no ha sido fácil, pues la depresión lo hizo sufrir hace algunos años.
En el marco de la celebración de sus 51 años de edad, el actor compartió a través de sus redes sociales que se encuentra en las grabaciones de la telenovela ‘La Desalmada’, en donde compartirá créditos junto a Livia Brito.
Si bien, ahora goza del éxito, no siempre fue así, pues el veracruzano atravezó por un periodo de depresión muy fuerte que afectó su más grande papel en la TV, en ‘Amor en Custodia’.
Sergio Basáñez compartió en el programa ‘Historias Engarzadas’ que fue durante la grabación de esta telenovela que la presión del protagónico lo comenzó a afectar.
“Me descontrolé al borde de llorar todo el día y no poder dejar de llorar. Una angustia terrible, no dejaba de mover mis manos, mis pies, siempre los estaba tallando. No podía salir de mi casa, me daba miedo manejar. Además, estaban todos los doctores de vacaciones, era Navidad. Le decía a mi mamá ‘Yo no soy éste, ¿dónde estoy?’. Horrible, no se lo deseo a nadie”, contó Basáñez.
El exceso de trabajo fue lo que afectó su salud mental, pues estar en una telenovela y una obra de teatro, afectaron su rutina diaria: “Luego yo, que soy obsesivo con el ejercicio, cuando no tenía cosas de teatro, me iba a las 6 de la mañana al gimnasio. Llegó el momento en que mi cuerpo me dijo ‘Te estás pasando'”, recordó.
“Estuve en terapia. Hay muchos detonadores de eso. Uno de los principales, porque es la enfermedad de este siglo, tiene que ver mucho con el no reconocimiento en tu trabajo, que te sientes maltratado. Esa es una de las principales, no estoy diciendo que a mí me sucediera”, señaló en una entrevista con Gustavo Adolfo Infante.
“No te da hambre, no te paras de la cama y tienes una recurrencia a estar pensando en la muerte. Y, por ejemplo, si tu me ibas a visitar a mí, me quedaba mirando y lo primero que decía era: ‘Gustavo Adolfo, lo conozco hace muchos años, pero un día se va a morir y nunca lo voy a volver a ver’, y ahí te ibas, como si te hubieran quitado un chip de la cabeza”, detalló Sergio Basáñez.
