* Manda un mensaje a los jóvenes “No vivan la vida tan aprisa”
Por Mauro Moreno Campos/Astronoticias
Criado en la calle Cañera, en terrenos de la colonia Tamaulipas, Santos Hernández guarda una triste historia, la que dijo es producto del maldito vicio de la bebida, iniciamos la plática con los viejos recuerdos venidos a su mente de aquel grupo de amigos que se reunían en la barda de Doña Roga, del barrio de la Quintanilla.
O si, algunos ya se fueron del Mante, buscando mejoras cosas, otros ya murieron, como Angel, conocido como la Bella, dijo, Toño Cuellar que aún vive en el barrio, Martín Rojas, Lalo, Rubén el Abuelo, Javier Zapata, mundo, y muchos mas.
Santos manda un mensaje a los jóvenes de hoy en día, “Si por su gusto van echos la fregada van mal y más si no llevan protección, como los cascos, deben tener un poco mas de precaución y echarle ganas a la vida”
Mi juventud me la lleve muy rápido, todo por el vicio, la cerveza menos la droga, pero el vicio si fue el que mandó a la fregada, no me castigó Dios, yo solo me castigué me llevé mi juventud muy rápida, todo por el maldito vicio.
Hay que echarle ganas a los estudios, peor si están casados, el vicio no es bueno, vean por sus familias, un trabajito, vivir sus vidas normal, hasta donde Dios lo permita, Yo por la embriaguez, andaba bién estúpido no recuerdo más, ya cuando desperté, desperté ya así discapacitado.
No se lo deseo a nadie, ni al peor amigo, mira si por una cortadita andamos llorando, imagínate un pie un brazo, por eso llamo a los jóvenes a cuidarse, hace unos 31 ó 32 años me paso esto, un golpe muy duro para mis padres, no esperaban esto de mi, por mi culpa, mi estupidez creyéndome alguien que no era, por el vicio.
Santos no se rinde pese a no tener un brazo y una pierna que hace más de 30 años le cercenó el tren, al quedarse dormido por la embriaguez en los rieles del ferrocarril, ya con esa experiencia, da consejos a su familia a sus amigos, que vean su ejemplo, para no incurrir en este tipo de errores, pero la vida es bonita pese a todo, afirma.
Hoy sus recuerdos lo mantienen vivo, cuando salían en grupo los jóvenes de la barda de Doña Roga, a los campos a jugar futbol, hoy sigo yendo a ver los juegos, pero se de mi experiencia y le pido a los jóvenes no correr, que den pasos firmes en la vida para poder disfrutarla en plenitud.