* calificadora recortó la semana pasada la nota crediticia de México de ‘A3’ a ‘Baa1’, mientras que la de Pemex descendió dos escalones de ‘Baa3’ a ‘Ba2’.
REDACCIÓN
foto Bloomberg
Pasarán varios años antes de que México y Petróleos Mexicanos (Pemex) recuperen la calificación crediticia que todavía ostentaban la semana pasada, pues su panorama de mediano plazo se ha nublado y todo apunta a, más bien, mayores reducciones en el futuro, aseguró Moody’s este lunes.
A través de una videoconferencia, Ariane Ortiz-Bollin, analista de riesgo soberano para México de la calificadora, y Nymia Almeida, analista de riesgo para Pemex, detallaron que la decisión de rebajar las calificaciones crediticias del país y la empresa productiva del Estado responden a un empeoramiento de las condiciones macroeconómicas de mediano plazo para ambos casos, ya que no han podido solucionar los problemas que arrastraban del pasado y lastraban su desempeño crediticio.
Moody’s recortó la semana pasada la nota crediticia de México de ‘A3’ a ‘Baa1’, mientras que la de Pemex descendió dos escalones de ‘Baa3’ a ‘Ba2’, ambas con perspectiva negativa, lo que significa que hay una mayor probabilidad de que esas calificaciones se reduzcan nuevamente en un plazo de 12 a 18 meses.
Ortiz-Bollin explicó que el entorno macroeconómico actual, con los encierros globales para combatir el COVID-19 y su subsecuente impacto en la producción y el consumo, elevaron los riesgos del país para el pago de sus obligaciones y empeoraron su expectativa de crecimiento económico en el mediano plazo.
“Para revertir la baja y quizá elevar la calificación, que no lo vemos probable, se requiere de un aumento de la perspectiva de mediano plazo con una fuerza efectiva”, señaló la analista. “También necesitamos ver cambios en el manejo de Pemex, en el apoyo que se da a la empresa, que no se van a dar”.
Adicionalmente, la calificadora esperaría una mejora en la relación deuda como porcentaje del PIB, que el entorno actual de menos ingresos para el gobierno y presiones de gasto por la contingencia sanitaria y la caída en los precios internacionales del petróleo, no ocurrirá.
Además de la coyuntura más adversa, Ortiz-Bollin mencionó que la reducción en la calificación crediticia del país desde el nivel de grado alto de inversión es producto de un empeoramiento de las políticas públicas para el crecimiento económico y la inversión.
“Pese a estar en el escalón de A3, el país tenía grandes problemas con el Estado de derecho y el combate a la corrupción es débil, pero era compensado con políticas públicas predecibles, sostenibles”, dijo. “El principal problema ahora es que se tienen tres objetivos de política pública que no son consistentes o sostenibles en el tiempo”.
La austeridad fiscal, los apoyos a Pemex y los ambiciosos programas sociales del Gobierno federal son los elementos que Moody’s ve como un acto de balanceo por parte de la actual administración. “No es sostenible mantener las tres políticas sin favorecer a uno de ellos y la incertidumbre de saber cuál es el que se va a elegir o priorizar es lo que mantiene la perspectiva negativa”, añadió la analista.
Sobre Pemex, Almeida comentó que la baja en su calificación está directamente ligada con la reducción de la nota del Gobierno mexicano, su principal garante, así como la acumulación de una gran deuda, obligaciones de pago que se aproximan y un proyecto que no convence para recuperar la salud financiera.
“Que Pemex esté de vuelta a grado de inversión en 3 o 4 años está complicado por el tamaño tan grande de la deuda, el plan de negocios que está dividido entre exploración y producción, donde gana dinero, y en la refinación, donde pierde dinero, así como el elevado monto de la deuda que tiene que pagar”, explicó.
Tan solo el próximo año, añadió, la empresa tiene vencimientos de deuda por alrededor de 6 mil millones de dólares, que presionan sus finanzas, así como las del gobierno federal, a quien la calificadora incrementando su apoyo a unos 2 puntos del PIB este y el próximo año.
Pemex tiene acceso de líneas de crédito comprometidas que pueden reforzar su liquidez, explicó Almeida, que es muy probable tome este año, aunque para el próximo quedaría descubierta.
Moody’s recordó que su perspectiva de crecimiento para la economía mexicana este año es de -3.7 por ciento del PIB y 0.9 para 2021. Sin embargo, esos cálculos podrían variar si la contingencia sanitaria se alarga más allá de un trimestre.