Los ‘pantallazos’ de las conversaciones son la principal fuga de información en los mexicanos, asegura un experto de la UNAM.
https://www.elfinanciero.com.mx/
Por Redacción
Tomar una captura de pantalla de conversaciones es una actividad común en nuestro día a día. Sin embargo, es necesario que concienticemos que esta actividad vulnera nuestros datos y seguridad digital, sobre todo si se usa la app WhatsApp, asegura la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En opinión del profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Rubén Darío Vázquez Romero, quizá uno de los aspectos a reclamar a WhatsApp sería la privacidad de los usuarios, pues no necesariamente tiene la mejor plataforma de protección, sobre todo de aquellas referencias sensibles que podrían quedar expuestas.
Mediante esta aplicación se comparten documentos, conversaciones de otras redes como Instagram, YouTube, Twitter y TikTok.
En la actualidad, la edad de los usuarios de WhatsApp es de 31 a 40 años, (37.5 por ciento de los entrevistados). En 2020 había casi un empate con el grupo de 21 a 30 años (35 por ciento); sin embargo, disminuyó en 2021 a 27 por ciento. Las personas de 41 a 50 años tenían nueve por ciento; ahora 15.8 por ciento.
Luis Ángel Hurtado Razo, investigador de la UNAM, coincide en que el riesgo con esta última red es “la vulneración de la privacidad de la gente”. La mayoría comparten “pantallazos” de las conversaciones; la principal fuga de información en los mexicanos es por captura de pantalla.
El “oro negro del siglo XXI”
Al proseguir, Rubén Darío Vázquez señala que “es importante recordar que esta aplicación pertenece a Meta, un conglomerado estadounidense de tecnología y redes sociales, y una de las empresas más grandes en su tipo en el mundo, cuyos servicios van orientados, precisamente, a la construcción de una serie de plataformas interconectadas con miras hacia el metaverso”.
Advierte que a WhatsApp no le interesan las conversaciones que como usuarios pudiéramos mantener, sino nuestros hábitos de navegación en internet, la geolocalización –los lugares en los que estamos físicamente–, las compras electrónicas que realizamos, todo se recopila para crear perfiles mercadológicos que constituyen el “oro negro del siglo XXI”.
Esta información personal tiene un costo y se vende bien en el mercado de la publicidad y de la mercadotecnia. Si bien cada vez somos más conscientes del valor que tienen nuestros datos, no necesariamente lo estamos entendiendo de manera profunda, puntualiza.
Plantea que si bien las tecnologías que tenemos pueden ser excelentes, debemos tener cuidado con el manejo de nuestros datos que nos describen y precisan; entender que son el pago por el uso de las redes sociodigitales.