* Correr sin precaución, a altas velocidades, sin protección, es una invitación a la muerte
Por Mauro Moreno Campos/Astronoticias
El dolor que significa la brutal e inesperada partida de seres queridos, no tienen comparación alguna, el vacío que dejan los seres que se aman, es enorme, nada lo llena, el mareo que deja el perder a una parte importante de nuestras vidas, sencillamente es algo que no se puede calificar, mucho menos opinar cuando la laceración, cuando la herida es reciente y todavía duele no sentir el calor del hijo, la hija, el esposo, el hermano, o suele calar aún no escuchar más su voz.
Lamentablemente moto y muerte se ha vuelto un excelente binomio en el Mante, donde las calles hoy en día dejan ver decenas de motociclistas en circulación, la gran mayoría sin precaución, sin protección, evadiendo los autos, cruzándose de un extremo al otro de la calle, arriesgando sus vidas y la de otros.
Algo se tiene que hacer para evitar que se sigan perdiendo valiosas vidas a causa de accidentes, en donde también tienen mucho que ver los conductores de unidades motrices, algunas conducidas bajo efecto de alcohol o drogas.
Deplorable citar que el Mante en los últimos años tiene una alta incidencia en accidentes de motos que ha dejado un ejército de discapacitados, que no solo impactan en cuestiones de salud, impactan en lo social, en lo laboral, en los proyectos de vida.
Triste ver como por el Mante cruzan jóvenes, hombres y mujeres, apoyado en muletas, en sillas de ruedas, como herencia a la era de la moto, gentes que en muchos de los casos ya no podrán reintegrarse a la vida laboral, otros con secuelas mentales por los fuertes golpes en la cabeza, por no usar el casco protector.
Algo se tiene que hacer y pronto, no se puede estar expuestos ni exponiendo a nuestra juventud a vivir amarrados a una silla de ruedas, mutilados o perdidos en las nubes del razonamiento, dejando en ocasiones en el desamparo a familias completas cuando la muerte es el resultado de la fatalidad.