Se llevó a cabo la primera Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios organizada por las Naciones Unidas.
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EFE.- Líderes de todo el mundo se comprometieron este jueves en la ONU a transformar la forma en la que se producen, procesan y consumen alimentos con el triple objetivo de acabar con el hambre, promover dietas más sanas y frenar la destrucción del planeta.
La primera Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, una cita que Naciones Unidas lleva preparando durante más de año y medio, reunió por vía virtual a más de 150 países -85 de ellos representados al máximo nivel-, organismos internacionales, expertos, empresas y representantes del sector agrícola y ganadero.
El mensaje central fue claro: alimentar a toda la humanidad y proteger el medio ambiente son objetivos factibles, pero solo si se impulsan urgentemente cambios profundos en la forma en que se trata la comida.
“Un cambio en nuestros sistemas de alimentación no es solo posible, es necesario. Por la gente, por nuestro planeta, por la prosperidad. Este es nuestro momento. Pongámonos a trabajar”, señaló el secretario general de la ONU, António Guterres, en su discurso.
Entre los grandes problemas a resolver destacan las enormes desigualdades en un mundo donde unos 800 millones de personas pasan hambre cada día mientras hay más de 2,000 millones que tiene obesidad o sobrepeso.
También el desperdicio de comida -se calcula que un tercio del total que se produce se pierde-, el cambio climático -los sistemas de alimentación generan un tercio de las emisiones de efecto invernadero- o la destrucción de ecosistemas.
“Diciéndolo sencillamente, nuestros sistemas alimentarios están fracasando a la hora de ofrecernos lo que necesitamos para nuestra gente y con el impacto que están teniendo en el planeta”, resumió la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, en una conferencia de prensa.
AMPLIOS COMPROMISOS
A lo largo de una maratoniana jornada, los presidentes y ministros de numerosos países presentaron ante la cumbre más de 200 propuestas y promesas, con compromisos nacionales, pero también iniciativas conjuntas en varios ámbitos como las comidas en las escuelas, la innovación agrícola o para reducir los residuos todo lo posible.
Algunos Gobiernos anunciaron también nuevos fondos para alimentación, por ejemplo Estados Unidos, que dijo que donará 5,000 millones de dólares a lo largo de cinco años para atajar el hambre, mientras que invertirá la misma cantidad dentro del país.
Según la ONU, a lo largo de la preparación de la cumbre quedó claro que no hay un modelo que sirva para todos los países o situaciones, por lo que es necesario adaptar los enfoques para conseguir tres grandes metas: alimentar a todo el mundo de forma sana, producir comida en armonía con la naturaleza y mejorar la situación de muchos agricultores y ganaderos.
Para ello, la organización ha recogido miles de ideas entre científicos, compañías, organizaciones agrícolas y otros actores en un largo proceso de diálogos previos que incluyó una importante precumbre en Roma este año.
REBELIÓN DE LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES
Sin embargo, la reunión de hoy se ha celebrado en medio de fuertes críticas de pequeños productores y agricultores tradicionales, que acusan a la ONU de estar primando los intereses de la gran industria alimentaria y de usar enfoques “coloniales”.
De hecho, centenares de asociaciones de campesinos, organizaciones indígenas y grupos de la sociedad civil se desmarcaron de la cumbre y firmaron una declaración que denuncia que grandes empresas se han adueñado del proceso, algo que también han criticado entidades como Greenpeace.
“Las grandes corporaciones multinacionales se están infiltrando cada vez más en los espacios multilaterales de las Naciones Unidas para cooptar el relato de la sostenibilidad y desviarlo hacia los canales de una mayor industrialización con tecnologías digitales y biológicas, la extracción de riqueza y mano de obra de las comunidades rurales y la concentración de poder corporativo en la gobernanza nacional-global”, señalaron.
Preguntada al respecto, la vicesecretaria general de la ONU defendió que nunca había visto un proceso “más inclusivo” que este y que la sociedad civil ha sido precisamente el colectivo más representado en las conversaciones, negando cualquier tipo de enfoque “elitista” o “colonialista”.