domingo, septiembre 22, 2024
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La cañera

Por Mauro Moreno Campos

 

Me preguntan el porqué del énfasis de la noticia de la reparación de la cañera, muy sencillo mi estimado lector, toda mi infancia la viví en esa zona de la ciudad, por esa calle caminé muchas veces agarrado de la mano de mis padres, por esa calle lleve el lonche a mi papa José Navarro Zuñiga, en esa calle me partí la cara varias veces al caerme de la bicicletas por culpa de las pinchas cañas regadas en el suelo, pinches cañas que dan riqueza a mi pueblo.

Por esa calle circularon en el diario trabajar viejos amigos de mi padre, que salían desde la Azucarera a los turnos del Ingenio Mante, los más pudientes en moto, aquellas viejas motos Islo, los que podían en sus bicicletas, las clásicas Marraneras, las de parrilla y diablos, las que aprendimos a usar a punta de fregazos, primero montados en el triángulo, hasta que las podíamos montar completamente.

Si, por ahí caminaron mujeres que hoy con respetables ancianas, las que llevaban el lonche a sus “viejos”, las que no importaba sol, lluvia o frío, en portaviandas de peltre, el lujo de aquellos tiempos, llevaban la sopa calientita al marido, otras algunos tacos, para envolverlos en papel que metían en las bolsas de ixtle o de aquel material nuevo plastificado, pero por esa misma calle regresaban los obreros bién fumigados, como placas de tráiler, hasta atrás y bién enzoquetados, que tiempos aquellos.

Durante los “tiempos muertos” en el Ingenio, por esa calle vi pasar a mi padre con otros amigos que salían machete en mano a chapolear los predios del ingenio, la zona donde hoy es la Obrera Dos, los terrenos del Huastequillo, donde cuidaba “Pancho Villa”, un viejo encargado del predio con unos bigotes tipo el Centauro, lo llegué a ver hace algunos años, aún vivito y coleando.

Amigos como la “canica”, el “Risas” “Malecho” y otros apodos menos honorosos como la “Perra”, en mi barrio la Azucarera, así se les llamaba a los obreros, por su apoyo y cuando pasaban por las casas, pasaba el Perro, si iba con la mujer eran el perro y la perra, si llevaban a los hijos, también iban los perritos y el apodo era como el apellido, era como un título hereditario en aquellos años y se portaba con orgullo.

En el ingenio todos eran perfectos desconocidos por sus nombres, era super conocidos por los apodos, en las tarjetas de los lonches, que se entregaban a la entrada, figura solamente el apodo, no importaba que no llevaran nombre y el lonche llegaba a su destino, esos hombres, recorrieron días y noches la calle cañera, por eso la adoración a esta parte de la historia de muchos hombres, ya fallecidos, que hacían de la colonia Azucarera un sitio especial.

La calle Cañera fue un parteaguas en el crecimiento del Mante, la colonia Tamaulipas era un enorme cañaveral, cuando la epidemia de la encefalitis equina, que me tocó vivir en carne propia, entre la Anáhuac Dos y ese predio, solo había una división, la calle Cañera, y en el terreno baldío en lo que hoy es la colonia Tamaulipas, fueron a dar burros y caballos muertos por aquella epidemia, que fue muy sonada en el Mante.

Y si la cañera también fue testigo de  nacimiento de la clínica del ISSSTE, un nacimiento que por problemas de parto tuvo que esperar décadas para su conclusión pero ya había nacido la colonia Tamaulipas que también se fue sumando a la historia de esa parte del Mante, ampliamente ligada a la calle Cañera.

Un día, los camiones transportadores de caña desaparecieron ya no pasaron más por la cañera, y lejos de sucumbir esta calle se erigió como la ruta más importantes en esa parte del Mante, y se fueron tejiendo nuevas historias, como la banda de la barda de Roga, las bandas de chavos que la cañera los vió regresar victoriosos o derrotados en sus enfrentamientos con belicosos de otras colonias, muy mencionados los agarres contra raza de la Cantarranas, de la Miguel Aleman, que tiempos aquellos y por eso el rescate de la calle Cañera no significa solo vialidad, significa recuerdos, tiempos idos, tiempos de añoranza, significa regresar a los que se fueron, como cuando caminaban por esa calle, perdiéndose en lotananza, pudiera pensarse que van camino al ingenio……

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