* Algo raro hubo tras toda la telenovela
Por Mauro Moreno Campos/Astronoticias
Para la población del vecino municipio de Xicoténcatl el cierre definitivo de la máxima industria, la única de relevancia en ese lugar, es un fuerte impacto en los social pero sobre todo en lo económico, sin explicación del porque no funcionó lo político.
El teléfono descompuesto, un fenómeno social que se dá, cuando no hay acuerdos, pudiera ser la explicación del porque no hubo soluciones, a los obreros azucareros les decían una cosa, cuando la realidad estaba siendo diferente, 700 o mas familias de la noche a la mañana están inmersas en la incertidumbre, los jefes de familia ya no tienen empleo, quién, como o cuando se podrán reincorporar a la productividad?
Quién o cuantos se irán de Xicoténcatl para buscar mejores horizontes laborales? Cuantas familias se tendrán que separar por la partida del jefe de la casa hacia otras latitudes? Eso no se analizó ni antes ni durante la negociación seguramente, de los contrario estaríamos contando otra cosa.
Algo no cuadra, algo en esto huele rancio, es cuestión de analizar los comunicados de una parte, la industrial y los dichos de las otras partes, azucareros o cañeros y se darán cuenta donde estuvo el rompimiento y la que las partes en negociación llegaron divididas y que cada quién trató de salvarse solo sin ver a las bases.
El ingenio no es un carro viejo, de esos que se abandonan en la vía pública, el grupo Sáenz, dijo solo una zafra más, dicen que fueron los azucareros que no aceptaron, ahora resta esperar cuanto? Un año, dos años, los que sean necesarios hasta que aparezca un comprador y ponga a trabajar esa mole de acero, pero bajo nuevos esquelas y nuevos rostros entre obreros y cañeros.
Como hálito de vida, para quienes pensar que los eternos salvadores del pueblo iban a salir con capa y marcara como los héroes salvadores, ya vieron que no fue así, hay que esperar para ver quién rescata no al ingenio, sino a toda una población, no pierdan la fe.