¡SE RÍEN PA’ NO LLORAR!
Por Ramón Durón Ruíz (†)
Este Filósofo ha aprendido que el maravilloso sentido del humor es la herramienta básica para la sobrevivencia. A muchos les hace falta buscar el lado gracioso de la vida, tomarla un poco menos en serio. El humor es un encanto personal, es una seducción del espíritu contra la cual hay pocas defensas, un aura, un perfume invisible que hacemos que flote en el ambiente, sólo se requiere estar dispuesto a envolvernos en el encanto de su resplandor para reafirmar, que con él y a través de él nos encontramos con nosotros mismos.
Por el camino del humor he encontrado respuesta a muchas interrogantes:
— Que nadie es perfecto… hasta que se enamora.
— Que Dios es amor… y el hombre también; porque está hecho a su imagen y semejanza, hemos sido creados para amar, por eso debemos amar al prójimo como a nosotros mismos, entregarnos totalmente al amor y permitir que su corriente fluya a través de nosotros.
— Que jamás las oportunidades se pierden… siempre alguien tomará la que se dejó pasar.
— Que cuando ponemos amarras en el puerto de la amargura… la felicidad, el éxito y la abundancia de bienes amarran en otro muelle.
— Que todos queremos vivir en la cima de la montaña… sin entender que la felicidad se desarrolla mientras la escalamos.
El humor es una particularidad de la raza humana, que te ayuda a enfrentar con entereza las pruebas que te presenta la vida, te auxilia para encender en el interior de tu alma una llama en cuyos reflejos te mira a ti mismo, te apoya para volverte humilde, a cuidar y proteger el manantial más rico que puede potencializar tu energía… tu ser interior.
El humor te ayuda a mirar el miedo, tus temores cara a cara, si no tiene fundamento se desvanecerá; si lo tiene… el humor te ayudará a enfrentarlo.
— Que una sonrisa es la forma más simple de decir que adentro hay un alma en plenitud que disfruta los sencillos goces de la vida… es la manera más agradable de transformar tu existencia.
“Cierto día un hombre decidió buscar en donde se encontraba el humor, decidió andar por los caminos del mundo preguntando ¿En dónde está el humor?:
— Busca en la filosofía – respondieron los filósofos.
— El humor está en el servicio –dijeron los filántropos.
— Entra a la iglesia –le aconsejaron los clérigos.
— El humor es sabiduría –sentenciaron los sabios.
— El humor es renuncia –comentaron ascetas.
— Contempla la creación y encontraras el humor –terciaron los místicos.
— El humor lo encontraras conociéndote a ti mismo –señalaron los esotéricos.
— El humor está en los números –le aconsejaron los cabalistas.
— El humor es un mito –afirmaron los escépticos.
— El humor está en que vivas y dejes vivir – comentaron los existencialistas.
Confundido estaba, por tantos caminos que lo conducían al humor cuando se encontró con un anciano que portaba en su cuello un hermoso diamante. El caminante lo miro a los ojos y le preguntó:
— ¿Tú como buen sabio me puedes decir si el humor existe?
El anciano sonrió y acercándole el diamante a su rostro le respondió:
— El humor es como este diamante, tiene tantas caras como quieras encontrar, a ti te corresponde saber cuál es la tuya, sólo que no la busques fuera; porque el humor tiene su fuente en tu corazón.
Si la piedra dijese: Si una piedra no puede construir una casa, no habría casa; si una gota de agua dijese: una gota no puede formar un río, no habría río; si el grano dijese un grano no puede sembrar un campo, no habría cosecha; y si el ser humano dijese un acto de humor no puede salvar a la humanidad no estaría cumpliendo la encomienda de Dios, gozarse en el humor y dar felicidad al prójimo.”
Lo que me recuerda que: “Hay obreros que tienen un sueldo de humor negro… ¡SE RÍEN PA’ NO LLORAR!”
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