J Eleazar de Ávila…
Almirante Irigoyen, la miasma presidencial…
Todo lo que necesitas saber de por qué somos y estamos así, pero tenías miedo preguntar. Hoy en esta colaboración que va, al recuerdo de un gran amigo.
Don Rafael Augusto Irigoyen González, yucateco, Vice Almitante de la Secretaría de Marina, administrador general de la Semar, Capitán de Navío por 20 años y “montones de corcholatas” como me decía en peculiar humor militar.
En cátedra de carretera, me explicaba; los países, querido hermano, lamentablemente no los construyen las bases, si no, una cofradía en el poder, donde están los nobles, los militares, los ricos, la iglesia y por supuesto el lado oscuro.
Ellos y no los pobres o la clase media, son los que determinan el tipo de país, el modelo de nación, definiendo primero, lo que se conoce como Fines Generales y Superiores de una Nación.
“Como que quieren que sean nuestros ingenieros, médicos, abogados y todas las ramas del conocimiento, pero sobre todo, que tipo de niños edificamos desde la educación básica y media”.
“Un pueblo informado, bien educado, no puede ser controlado fácilmente y los de arriba, controlan los Congresos bajo una base simple. Nadie legisla en contra de sus intereses, que evidentemente, en alta prioridad, son económicos”.
En la medida que tengamos una nación mediocre, por la vía de la educación, en la misma proporción, todos los activos, beneficios y satisfactores, tendremos los gobiernos que nos merecemos, porque “hemos sido edificados como una nación de cobardes”. Qué tanto es nuestra culpa, no lo sé.
El asunto es que una vez definidos los Fines Generales de la Nación, la producción de mexicanos se procesa a través de maquiladoras escolares, donde debemos saber, “mucho de todo y poco comprendido de nada”.
Ahí está la diferencia y por eso, hoy les invito a que se asomen a la manera en que cambió el sistema educativo nacional, que hoy -por cierto- vomita el mejoramiento, la calidad de los docentes, pero eso sí, mantiene una tersa relación con sindicatos, que reciben a cambio, el perdón de todos sus pecados. ¿Me equivoco Doña Elba?
Siempre ponemos de ejempo alienador a la Alemania Nazi y a su coductor de masas Paul Joseph Goebbels, cuya habilidad para la mediatización es dolorosamente icónica.
Veamos ahora un caso local. Mexicano, norteño, coahuilense para ser más objetivo y en corto. El caso de Emilio Fernández Romo, militar revolucionario, actor y cineasta mexicano cuya obra debería de ser analizada amorosamente.
Con él se construye buena parte del nacionalismo revolucionario y sus visos de machismo que nos persigue, en figuras míticas como Pedro Armendariz o el mismísmo, Pedro Infante ( Nosotros los Pobres-Ustedes los Ricos).
“El Indio” es indispensable para comprender, ése lugar común de, “por qué estamos como estamos y somos como somos”.
Vaya cavilaciones, de nuestro amigo militar, quien como egresado de Colegio de Defensa Inter Americana en Washington, nos habría explicado (EPD) por qué en los últimos 50 años años los mexicanos hemos votado siempre para el lado del Chingazo.
Todo, finalmente, tiene una explicación simple. El sistema educativo nacional ha sido caprichoso y en alto grado deficiente y no es por error, supondría, deliberado, calculado.
Un sistema empujado, por los gobiernos de los partidos preponderantes. Ellos tienen, suponemos igual, la indicación superior de mantener una base social que festeja goles, desgracia sus rodillas en La Basílica, disfruta el machismo, llora frente a las novelas y su mundo de hadas y que muchas veces, tiene la certeza que la única esperanza es ser parte del lado oscuro.
Una Anti-Revolución Lenta diría a Emilio Fernández, pero que parte de otra más peligrosa, y que es anécdota real contada por el cineasta cuando fue parado en seco por mismo ex Presidente, Adolfo de la Huerta, cuando coincidieron en Los Ángeles.
“México no quiere ni necesita más revoluciones Emilio, está usted en la meca del cine, y el cine es el instrumento más eficaz que ha inventado el ser humano para expresarse. Aprenda usted a hacer cine y regrese a nuestra patria con ese bagaje. Haga cine nuestro y así podrá usted expresar sus ideas de tal modo que lleguen a miles de personas”.
“No tendrá ningún arma superior a ésta. Ningún mensaje tendrá más difusión”, y desde entonces “supo que el cine fue su mejor arma, como denuncia y como protesta”, es lo que revela en sus memorias y entrevistas el propio Emilio y su hija Adela Fernández
Ódienme: Eso explica por qué en México sobran quienes piensan que Roberto Gómez Bolaños es un genio de la comedia. Muchos no saben que antes que él, existieron Charles Spencer “Charlie” Chaplin, El Gordo y el Flaco y por supuesto Los Tres Chiflados.
Nostra Política: Los nuestros, no tienen la culpa… o sí.
18 pendientes…
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