* Lejos de apoyar a las autoridades, se convierten en problemas
Por Mauro Moreno Campos/Astronoticias
Las autoridades municipales en las comunidades ejidales, conocidas como delegados, lejos de ser un apoyo a las autoridades centrales dentro del municipio, para lo que aparentemente se les elige, terminan convertidos en auténticos problemas y un dolor de cabeza para sus superiores.
Todo comenzó con las elecciones internas en el poblado El Limón que dejó dos bandos de habitantes, en uno de ellos una de sus mayores activistas, sencillamente parece haber puesto su línea hacia quienes fueron parte de su equipo de trabajo y los nuevos responsables del poblado con la gracia municipal.
Al parecer fue tan honda la división que a ese personaje no se le vió inmiscuido en los trabajos de construcción de las letras de identidad y tampoco apareció en la inauguración de las mismas, peor aún fue la denuncia ciudadana que puso de relieve el negociazo con los muertos en esa comunidad, donde los cobros por permisos de inhumación iban de los 1000 a los 1500 pesos, extendiendo recibos pero sin tener cementerio.
Salieron como la rifa del avión presidencial, donde vendieron los boletos pero no hubo rifa del avión, otro problema con autoridades municipales se dio en Congregación Quintero, donde el representante de la autoridad municipal en este caso el alcalde, se dedica a lo mismo a lucrar con los muertos sin integrar cuentas de los ingresos, armándose dos grupos de ciudadanos, unos de la oficialidad y otros del pueblo, que buscaban hacer obras en el panteón y era impedidos por los “oficialistas”.
En el ejido Ojo de Agua también hay problemas similares pero sus habitantes no se atreven a realizar las denuncias públicas.