San Patricio fue un santo que llevó el catolicismo a Irlanda, de acuerdo con historiadores.
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Por The Conversation
En 1997, mis alumnos y yo viajamos a Croagh Patrick, una montaña en el condado de Mayo, como parte de un programa de estudios en el extranjero sobre literatura irlandesa que estaba enseñando en la Universidad de Dayton. Quería que mis alumnos visitaran el lugar donde, cada mes de julio, miles de peregrinos rinden homenaje a San Patricio, quien, según la tradición, ayunó y rezó en la cumbre durante 40 días.
Nuestro guía turístico contó la historia de cómo San Patricio, mientras yacía en su lecho de muerte el 17 de marzo del año 461, supuestamente pidió a los reunidos a su alrededor que brindaran por su viaje celestial con una “pequeña gota de whisky” para aliviar su dolor.
La mención del whisky me hizo preguntarme si San Patricio pudo haber influido involuntariamente en la forma en que la mayoría del mundo celebra la festividad: bebiendo.
No siempre fue así. El Festival de San Patricio comenzó a celebrarse en el siglo XVII como una conmemoración religiosa y cultural del obispo que trajo el cristianismo a Irlanda. En la isla todavía hay un importante componente religioso y cultural en la festividad, incluso cuando en el resto del mundo se ha convertido simplemente en una excusa para vestirse de verde y beber mucho.
La leyenda de San Patricio
Debido a que los detalles históricos sobre la vida de San Patricio permanecen envueltos en especulaciones, los especialistas a menudo tienen problemas en sus intentos de separar los hechos de la leyenda.
En sus memorias espirituales, San Patricio describe cómo fue llevado a Irlanda como esclavo. Finalmente escapó y se reunió con su familia en Reino Unido, probablemente en Escocia, pero mientras estaba allí, tuvo un sueño recurrente, en el que la ‘voz de los irlandeses’ lo llamaba a regresar a casa para bautizarlos y así lo hizo.
Los irlandeses veneran el relato de este sueño descrito en Confessio y aceptan la sencillez y el fervor de sus palabras y sienten una deuda de gratitud por su compromiso desinteresado con el bienestar espiritual de ellos.
Los esfuerzos de San Patricio por convertir a los irlandeses al catolicismo nunca fueron fáciles. Viéndolo como un desafío a su poder y autoridad, los grandes reyes de Irlanda y los sumos sacerdotes paganos, llamados druidas, resistieron sus esfuerzos, pero a través de su celo misionero, pudo fusionar la cultura irlandesa con el cristianismo, ya sea mediante la introducción de la cruz celta o el uso de hogueras para celebrar fiestas como la Pascua.
Una vez más, muchas de estas historias podrían no ser más que un mito. No obstante, siglos después de su muerte, los irlandeses continúan mostrando su gratitud por su santo patrón luciendo un ramo de tréboles el 17 de marzo. Comienzan el día con una misa, seguida de una fiesta de todo el día y oración y reflexión por la noche.
San Patricio se vuelve ‘mainstream’
De 1820 a 1860, casi 2 millones de personas abandonaron Irlanda, muchas debido a la hambruna de la papa. Otros más les siguieron en el siglo XX para reunirse con familiares y escapar de la pobreza y el desempleo en casa.
Una vez establecidos, encontraron nuevas formas de celebrar el Día de San Patricio y su identidad irlandesa en sus nuevos hogares.
Los irlandeses-estadounidenses se apresuraron a transformar el 17 de marzo en una empresa comercial. El obligatorio “usar el verde” en toda su extravagancia está muy lejos de la tradición original de usar un ramo de tréboles para honrar la muerte de San Patricio y celebrar la solidaridad irlandesa. Los famosos desfiles surgieron, especialmente, en Nueva York y Boston, junto con el jolgorio y, por supuesto, la cerveza se volvió verde.
Los hijos de irlandeses-estadounidenses han absorbido la cultura irlandesa a distancia. Muchos probablemente saben que San Patricio es el santo patrón de Irlanda, pero es posible que no aprecien completamente su misticismo como sí lo hacen los niños que crecen en la ‘isla esmeralda’.
Pregunte a niños de cualquier edad en Irlanda qué saben sobre San Patricio y le contarán historias sobre sus habilidades mágicas, desde su poder para expulsar a las serpientes hasta su uso de las tres hojas y un tallo del trébol para desmitificar la doctrina de la Trinidad de la Iglesia Católica.
Ven a San Patricio como un hacedor de milagros y, como adultos, mantienen vivas las leyendas a su manera. Algunos siguen los pasos de San Patricio por toda Irlanda, desde el pozo hasta la colina, desde el altar hasta la capilla, buscando su bendición y generosidad dondequiera que los lleven sus viajes.
¡Salud!
Por supuesto, en Estados Unidos, el día es realmente una fiesta, por encima de todo.
Los estadounidenses han gastado en algunos años cerca de 6 mil 160 millones de dólares en celebraciones, con 13 millones de pintas de Guinness consumidas. Algunas partes del país incluso han realizado una celebración previa el 17 de septiembre, o, como lo llaman, ‘A mitad de camino del Día de San Patricio’.
A dónde conduce todo esto es una incógnita, pero a partir de la década de los noventa Irlanda pareció captar el potencial de ingresos de la versión americanizada. El 17 de marzo sigue siendo un día sagrado para los nativos y un feriado para los turistas de todo el mundo, con pubs recaudando euros en el Día de San Patricio.
Pero siempre me he preguntado: ¿Qué pasaría si San Patricio hubiera pedido una oración en silencio en lugar de “una gotita de whisky” para brindar por su fallecimiento? ¿Habría quedado su celebración más sagrada que profana?
La nota original la encuentras en la siguiente liga:
*James P. Farrelly es profesor de inglés y director de estudios cinematográficos en la Universidad de Dayton, donde ha enseñado durante más de 30 años. Su especialidad es la literatura y el teatro irlandeses, pero también imparte cursos de ciencia ficción y fantasía moderna, literatura popular y cine y literatura.
*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.