En agosto se observó el primer retroceso en la ocupación en el país desde el reportado en enero pasado por el Inegi, con lo cual los niveles de empleo vuelven a estar por debajo de lo observado antes de la pandemia.
Gerardo Hernández
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Después de hilar siete meses con incrementos, la población ocupada disminuyó en 740,707 personas en agosto, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Este tropiezo en la recuperación del empleo fue amortiguado por las actividades de servicios, que compensaron fuertes contracciones en los sectores de agricultura e industria.
Esta caída en la ocupación implicó un retroceso en la recuperación de los empleos perdidos a causa de la pandemia, que ya se había logrado en el mes pasado. Con los resultados de agosto, el nivel de ocupación quedó 94,611 plazas por debajo de lo reportado en marzo de 2020, un mes antes de la contracción del mercado laboral y la reducción drástica de la fuerza de trabajo.
A la par de la caída en el empleo, la población desocupada también registró una ligera reducción. La tasa de desocupación pasó de 4.38 a 4.33% entre julio y agosto de este año, ambos retrocesos generaron una disminución de 808,638 personas en la población Económicamente Activa (PEA).
Aunque la disminución de la desocupación puede parecer una cifra positiva, esta contracción se explica porque las personas que salieron de la fuerza laboral se sumaron a la inactividad. La Población No Económicamente Activa (PNEA) que engloba a las personas desempleadas que no están en una búsqueda activa de empleo, aumentó en 314,095 personas en el octavo mes del año, todo el incremento se concentró en el renglón de “no disponibles”, quienes no aceptarían un trabajo si se los ofrecieran.
“Esta disminución en la tasa de desempleo no necesariamente implica una mejora en la situación laboral del país, pues se debe en mayor medida a una salida de personas de la fuerza laboral”, expuso Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base.
En ese sentido, el desempleo ampliado, que contempla a los desocupados y a las personas disponibles de la Población No Económicamente Activa (PNEA), incrementó de 15.19 a 15.25% en el mes reportado.
“En febrero del año pasado el desempleo expandido alcanzó 12.2%, sugiriendo que aún existe espacio para ganancias adicionales, derivado en buena medida de la necesidad de compensar también el crecimiento poblacional”, apuntó Juan Carlos Alderete, director de Análisis Económico de Banorte.
A diferencia de julio, cuando la informalidad acaparó prácticamente toda la recuperación del empleo, en el mes pasado las pérdidas se dividieron. La ocupación en la formalidad se redujo en 308,300 personas y la informalidad perdió 432,407 puestos de trabajo.
Servicios, un amortiguador
La contracción en el empleo estuvo ligada a una caída en las actividades de la agricultura y de las ramas industriales, donde se presentaron pérdidas de 508,393 y 489,564 puestos de trabajo, respectivamente. La manufactura concentró el 80% de la caída en el sector secundario.
Sin embargo, por primera vez en el año, los servicios fueron los únicos que presentaron ganancias. En el transcurso de agosto el sector terciario fue el único motor económico activo, estas actividades sumaron a 257,041 ocupados, una cifra que ayudó a amortiguar las caídas observadas en el resto de las actividades económicas.
“El sector servicios podría cobrar relevancia como fuente de empleo en México, sobre todo si la actividad manufacturera continúa afectada por choques externos y la construcción se mantiene relativamente débil por falta de inversión privada”, apuntó Ricardo Aguilar Abe, economista en Jefe de Invex.
Al interior del sector terciario no todo fue positivo. Aunque en términos generales tuvo un incremento, las actividades en restaurantes y servicios diversos tuvieron un descenso marcado en su nivel de empleo, la población ocupada disminuyó en 46,952 y 345,446 personas, respectivamente.
“Lo anterior posiblemente es consecuencia de los nuevos picos alcanzados en las cifras de caso de Covid-19 y la imposición de nuevas medidas de distanciamiento”, opinó Gabriela Siller.
Juan Carlos Alderete coincide en que la tercera ola de contagios pudo influir en el desempeño negativo del mercado laboral en el mes pasado; además, factores como la cautela de los consumidores y negocios, y contracciones en las exportaciones e importaciones son otros efectos que pudieron incidir en los resultados de agosto.
“En nuestra opinión, esta desaceleración esta gradualmente convirtiéndose en el riesgo más importante para una mejoría adicional del empleo, el cual hasta ahora ha sorprendido al alza”, expuso el especialista.
Rayos de esperanza
El saldo negativo del mes pasado no significa que el mercado laboral se quede en el bache en los siguientes meses, los especialistas perciben algunos factores que pueden ayudar a que continúe incrementando la población ocupada.
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, consideró que la baja en el número de casos confirmados de Covid-19 en este mes y el relajamiento en las medidas de restricción de actividades económicas podrían beneficiar a un incremento de la fuerza laboral en las cifras de septiembre.
En otros factores, el director de Análisis Económico de Banorte, Juan Carlos Alderete subrayó que el regreso a clases presenciales será un elemento determinante en saldos positivos en las cifras del mercado laboral, pues podría permitir que más personas se retornen a la Población Económicamente Activa.
En ese sentido, Ricardo Aguilar Abe, economista en Jefe de Invex, afirmó que la población desocupada continuará disminuyendo conforme se mantenga la reapertura económica, aunque las ganancias en el empleo podrían ser moderadas.