– Luke Shaw abrió el marcador, pero Bonucci igualó las acciones. En el histórico estadio de Wembley y ante 60 mil espectadores, el combinado de Roberto Mancini se quedó con el título. Donnarumma se transformó en héroe tras tapar dos penales
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Italia hizo historia le arruinó el festejo a Inglaterra y se quedó con el campeonato de la Eurocopa. El duelo que fue dirigido por el neerlandés Björn Kuipers terminó 1 a 1 y se definió en los penales
El encuentro se abrió en el inicio en la primera llegada clara. Fue el local el que golpeó primero en una contra perfecta que comenzó con Luke Shaw por izquierda, siguió más adelante con Harry Kane, quien abrió a la derecha para la subida de Kieran Trippier. El lateral del Atlético de Madrid recorrió varios metros y cuando quedó en posición para lanzar el centro aguardó hasta último momento para lanzar el balón aéreo bien pasado rumbo a Shaw, quien definió de sobre pique y puso el 1 a 0 a los dos minutos.
Con la ventaja rápida, el elenco de Gareth Southgate se adueñó de la pelota y complicó al cuadro italiano, que se vio desbordado por los ataques de su rival, que con los extremos bien abiertos y balones largos encontró huecos en espacios que no suele haber. Además, en el aspecto defensivo implementó una presión alta perfecta y a su vez asfixió a Lorenzo Insigne y a Ciro Immobile cuando el balón les llegaba. Pese a esta gran labor, los británicos no tuvieron demasiadas oportunidades frente al arco rival.
Por su parte, la más clara para Italia fue un disparo de media distancia de Federico Chiesa, quien optó por la rebeldía para sacarse un hombre de encima y cuando pudo intentó con un remate que se fue cerca. En los últimos 15 minutos, el cuadro de Roberto Mancini pudo salir del asedio inglés y si bien careció de creatividad para generar peligro, al menos pudo amigarse con la pelota.
Ya en el complemento, la tónica del juego cambió. Inglaterra optó por replegarse y apostó por el contragolpe con Raheem Sterling y Mason Mount. Mientras que Italia se hizo cargo de la tenencia y se vio obligado a salir de su libreto para tomar la iniciativa, ya con Cristante en la cancha que entró por Nicoló Barella, de floja actuación.
Así fue que en los primeros 15 minutos los de Mancini tuvieron dos ocasiones claras, una de Insigne, que remató casi sin ángulo dentro del área y otra con un tiro de Chiesa. En ambas se lució el arquero Jordan Pickford que se llevó los aplausos de los aficionados locales.
Finalmente, Inglaterra pagó muy caro su retroceso porque cuando restaban 25 minutos para el final Italia lastimó de pelota parada. En un tiro de esquina, peinaron la pelota en el primer palo y Marco Verrati apareció por atrás de todo para meter el testazo que nuevamente obligó a Pickford a estirarse. El balón dio en la mano del arquero, rebotó en el palo y le cayó a Bonucci que capturó el rebote y clavó el 1-1.
Para buscar levantar anímicamente a su equipo, Southgate mandó al terreno de juego a Jordan Henderson y a Bukayo Saka en lugar de Trippier y Declan Rice. Esas modificaciones le dieron aire al cuadro anfitrión que recuperó volumen de juego y se acercó al arco defendido por Gianluigi Donnarumma.
Pese a los intentos de ambos conjuntos, el tiempo reglamentario terminó 1-1 y la definición se estiró a la prórroga. Allí Mancini le dio minutos a Andrea Belotti y Federico Bernardeschi para refrescar la ofensiva, mientras que en Inglaterra ingresó Jack Grealish por Mount, quien volvió a tener una actuación deslucida.
La etapa inicial del tiempo extra fue pareja pero no hubo demasiadas ocasiones de gol, pero en la segunda mitad Inglaterra se mostró mucho más decidido a quedarse con la victoria. Incluso, Donnarumma tuvo que intervenir para evitar la caída de su valla ante una pelota al área peligrosa que casi lo complica en una salida apurada. Aunque el arquero italiano se vio muy favorecido por la notable actuación de los centrales Chiellini y Bonucci que fueron los pilares de su equipo.
El duelo se definió entonces en los penales en donde la estrategia de Southgate no funcionó. Antes del minuto final, el estratega puso en cancha a Rasfhord y a Jordan Sancho para que se encarguen de ejecutar los tiros desde los 12 pasos. Justamente, ellos dos y Saka fueron los que fallaron y le obsequiaron el trofeo a Italia.
La cuatro veces campeona mundial Italia (1934, 1938, 1982 y 2006), había pasado apuros para llegar a la final, después de unas semis en las que necesitó la tanda de penales para eliminar a España. Antes había ganado todos sus encuentros del Grupo A, sin recibir ni un solo tanto, y batió en la prórroga a Austria en octavos (2-1) y a Bélgica en cuartos (1-2).
“Llevamos muchos años trabajando para conseguirlo. Todavía no hemos ganado nada, tendremos que ganar el domingo para considerarlo un éxito. Inglaterra tendrá todo un estadio detrás de ella, y dependerá de nosotros ponerlos bajo presión. Tendremos que jugar con concentración pero también con alegría, porque solo se puede ganar una final si se aprovecha para divertirse”, había advertido el seleccionador Roberto Mancini. Tras la decepción de no clasificarse para el Mundial de Rusia, la Azzurra se puso en manos de Mancini y volvió a lo grande a un gran torneo para sumar su segundo título continental.
Solo en 1968, año en el que fueron anfitriones, habían conseguido proclamarse campeones europeos, precisamente en una edición en la que eliminaron a los ingleses en semifinales antes de imponerse en la final ante Yugoslavia. Tanto en Bélgica y Países Bajos 2000 -ante Francia- como en Polonia y Ucrania 2012 -ante España- quedaron subcampeones.