Los costos en los que incurrirá la Comisión Federal de Electricidad para abastecerse de insumos para el suministro de energía en el país aumentarían 15.5% en dos años si se aplicaran los ordenamientos que modifican la Ley de la Industria Eléctrica, calculó Francisco Salazar Díez, expresidente de la CRE.
Karol García
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Los costos en los que incurrirá la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para abastecerse de insumos para el suministro de energía en el país aumentarían 15.5% en dos años si se aplicaran los ordenamientos que modifican la Ley de la Industria Eléctrica, llegando a casi 20,800 millones de dólares anuales al 2024, calculó Francisco Salazar Díez, expresidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
El actual analista de la consultora especializada en energía, Enix, explicó durante su participación en el Congreso México Wind Power 2021 que si esta reforma que promulgó el Ejecutivo para modificar el orden de despacho dando preferencia en el despacho a las centrales de la estatal eléctrica sobre las renovables se llega a aplicar, se incurrirá en pagos dobles de una fracción de la energía, porque la contratada en las subastas tiene el esquema de “take or pay”, con lo que si no se utiliza, se paga, además del costo del consumo a las plantas de la empresa.
Así, de un pago de casi 18,000 millones de dólares al que llegará la CFE por los insumos de generación al 2022, se añadirían, si se implementa la reforma, unos 2,800 millones en dos años, en el escenario de precios más conservador, con condiciones climáticas favorables y referencias de los combustibles fósiles a la baja.
En tanto, sin la reforma, se llegaría a un costo máximo de entre 18,900 millones de dólares, con la compra de energía renovable y la reducción del uso de combustibles fósiles.
A la vez, el consumo de combustóleo irá al alza, ya que además se está incrementando la refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y no existen compradores en el mercado, porque en el país se genera un combustóleo fuera de las normas internacionales. En términos ambientales, las emisiones de C02 aumentarían hasta 15%, y de dióxido de azufre en mínimo 30% al 2026 en comparación con el nivel actual. Las partículas que dañan el sistema respiratorio PM 10 y PM 2.5 (que se miden en micras de esa minúscula circunferencia) dejarían de reducirse como ha ocurrido en los últimos cinco años y por lo menos mantendrían su nivel actual en la atmósfera, particularmente en regiones altamente pobladas.
“Lo que está ocurriendo con esta reforma es que todas las señales son para que se reduzcan las inversiones en el sector”, dijo el experto, “pero no todo está dicho, los amparos han dado lugar a suspensiones generales, yo no recuerdo ninguna ley que haya sigo tan controvertida, atacada por particulares, por ONGs, por Comisión Federal de Competencia Económica, por legisladores de oposición, con amparos, controversias y acciones de inconstitucionalidad. Es buen tiempo de virar la ruta”.
En el mismo foro, el excomisionado de la CRE, Francisco Barnés de Castro, explicó que los precios que se lograron en las tres subastas de largo plazo, que llegaron a 20.57 dólares por unidad de energía más certificado de energía limpia para la CFE, tienen un costo variable significativamente menor a lo que le costaría a la CFE comprar en otro escenario.
Estos costos van desde los 28 dólares en los ciclos combinados a gas natural, pasando por 40 dólares en el caso del carbón, 89 dólares si las termoeléctricas funcionan con combustóleo y hasta 351 dólares en el caso de la tecnología de turbogas con diésel.
“Este orden de mérito es verdaderamente significativo del ahorro que las tres subastas significan para la CFE y por analogía todas las centrales limpias que se han instalado en el país a partir de la reforma abaratan costos”, expresó.
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