* Duele no haber podido hacer más por su salud
Por Mauro Moreno Campos/Astronoticias
Gracias a los llamados de los vecinos del perímetro del Hospital General, lo conocí, un hombre de 82 años, indefenso, inerme, imposibilitado para valerse por si mismo, sucio, descuidado, desconozco si tenía padecimientos graves, solo vi en su entorno abandono, el abandono de la familia, el abandono de amigos, el abandono de todos.
Roberto González Maldonado, dijo que era su nombre, oriundo de Llera de Canales, de donde no hubo un solo rayo de luz que señalara que había alguien que lo reconociera y la interesara su suerte, su familia, la que lo vió en sus últimos momentos, fueron los moradores de las calles Cuauhtémoc, Sabino, Encino y Álamo.
Cartones, cobijas viejas, pero en uso, dotaciones de café calientito, de un plato de comida, fueron entregados por los vecinos, adultos y jóvenes conmovidos por la suerte de Don Roberto, que se convirtió en parte del paisaje entorno al Hospital General del Mante.
Solo les quedará a los vecinos, la satisfacción de haber dado lo poco que tenían en favor de una vida humana, despreciada por quienes tenían la obligación de ayudarle, como su familia que eran, sus gritos nocturnos demandando la atención de los vecinos de corazón noble y desinterasado ya no serán escuchados, o tal vez el eco de los vientos, los hagan resonar, como recordando a los que dieron auxilio en sus últimos momentos, que se los lleva en el corazón.
Se fue Don Roberto, se fue, y duele porque pudimos hacer más por él, pero cobardemente no lo hicimos, se va dejando en entredicho la condición humana, veleidosa y caprichosa, puesta siempre servil y no servicial, la condición humana que usa racero diferente, acorde a los ropajes y dinero en los bolsillos.
Don Roberto, fue más piadosa la muerte, fue más humana y decidió cortar su sufrimiento, vaya en paz ante el creador, para él, no hay privilegios ni consideraciones especiales….