Por Isidro Zúñiga Aguilar
Hoy es el Día del Socorrista, y no podemos dejar pasar la oportunidad de reconocer a quienes, sin importar la hora, el clima o el riesgo, son los primeros en responder cuando más se les necesita.
Ellos llegan antes que el miedo, que la desesperación, que la esperanza incluso. Van al frente con una camilla, una venda o una palabra de consuelo, porque su vocación no se mide en turnos… sino en vidas.
Gracias por ser manos que curan, hombros que sostienen y corazones que nunca dudan. Tamaulipas les debe más de lo que se puede contar.




