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– El español de 32 años deja al Betis como un puntal deportivo y una referencia en el vestuario
EFE
La marcha de Sergio Canales a Rayados de Monterrey supone para el Betis, junto a una importante inyección económica a sus ajustados números, la pérdida de un puntal deportivo y una referencia en el vestuario que se notará aún más al producirse poco después de la retirada del capitán Joaquín Sánchez.
Hay jugadores que trascienden las estadísticas y Sergio Canales ha sido y es uno de ellos en el lustro que ha permanecido en el Benito Villamarín, al que el cántabro ha puesto punto y final este lunes por los diez millones de euros, más entre cinco y siete en diferentes variables, que ha pagado por él el conjunto mexicano.
Aunque el lugar común mantiene que nadie es imprescindible, Canales se ha erigido en una de las caras del Betis desde que llegó en el verano de 2018 con la carta de libertad procedente de la Real Sociedad y, aunque otros pueden haberlo superado en años, pocos podrán blasonar de hacerlo con la identificación con una causa, intensidad, ambición y despliegue de talento del futbolista santanderino.
Heredero de la embajada cántabra que dejaron vacante en Heliópolis jugadores como Javier López (1970-1981) y Luis Fernández (1996-2006), Sergio Canales ha sido, como sus paisanos, no sólo juego, que también, sino un compromiso sin desmayo en los 207 partidos que ha jugado con la verdiblanca y en gestos como el echarse el equipo a la espalda en momentos como, en la pasada temporada, la grave lesión en la rodilla del internacional francés Nabil Fekir.
Los que ha jugado con el Betis son más de la mitad de los 410 partidos que Canales suma en Primera, números de un jugador que los ha trascendido y que, paradójicamente, se ha ido por los números, los propios y los de la entidad, a una Liga que ha recogido talento y despliegue español como el de los pioneros José Martínez ‘Pirri’ o Juan Manuel Asensi, a los más tardíos de Emilio Butragueño o Miguel Pardeza, entre otros.
Sergio Canales, Madrazo por parte de madre, deja el Betis a los 32 años en plena madurez y con una ascendencia que hacía que, tras la marcha de Joaquín, su cara se asociara al escudo de las trece barras como uno de los jugadores clave en el concepto táctico del chileno Manuel Pellegrini y, antes, en los de Quique Setién y Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’.
Porque el cántabro, un dechado de calidad, mutó en el club de Heliópolis en un jugador diferente, igual pero distinto, al que deslumbró hace una década en el Rácing de Santander y lo hizo apoyado en una metamorfosis física que le hizo crecer exponencialmente en su juego pese a las incertidumbre iniciales por las tres graves lesiones de rodilla que jalonaron su carrera en el equipo de su tierra, Real Madrid, Valencia y Real Sociedad.
Con la base de un cuidado físico extenuante para cualquier mortal, incluida la dieta, Sergio Canales amplió sus registros en el Villamarín tras sus cuatro años en San Sebastián con un juego en el que, a la clase que trae de serie, le unió un fútbol de ofrecerse, de bajar y de llegar con goles que el club bautizó como de Hogwarts Legacy, donde oficiaba el mago Harry Potter.
Sergio Canales ha dejado la chistera en los bajos del estadio bético antes de su marcha a México y, en ella, están cinco años que han trascendido las estadísticas por la impronta que ha dejado en verdiblanco y, por otros y nada desdeñables asuntos, por ejercer de capitán aún sin serlo, lo que le costó una inaudita expulsión en su inmaculada hoja de servicios y una ristra de atrabiliarias decisiones arbitrales y sanciones que nadie recordará.
Un talento al alcance de elegidos ha sido la línea argumental de una trayectoria que los agoreros dieron por truncada cuando, su rutilante irrupción en el fútbol de élite en el Rácing y su fichaje por el Real Madrid, sufrió tres graves lesiones de rodilla, dos en el Valencia y la última de 2015 en el Santiago Bernabéu con la camiseta de la Real Sociedad.
Sergio Canales, internacional absoluto con España en once ocasiones, ha apurado sus últimos días como verdiblanco en los Midlands ingleses y ahora pone rumbo a la capital del estado de Nuevo León mexicano para los próximos tres años, en los que el Betis tendrá que ir haciéndose a la idea de que en julio de 2023 perdió un puntal.
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