Santiago Rosenblatt es un hacker ético y se ha convertido en el fundador de strike, una startup que quiere ampliar el acceso de las empresas a soluciones de ciberseguridad en Latinoamérica, una región que enfrenta amenazas en la floreciente economía digital.
Este latinoamericano hackeó una empresa por primera vez a los siete años. Al inicio, el pequeño Santiago Rosenblatt no necesitó una computadora para aprender a hacerlo, sino un desarmador para intervenir sus juguetes y observar los efectos que traían sus acciones. Éste fue el inicio en su historial de hacker, pero no se detuvo ahí.
El joven uruguayo era fanático de la NBA y lo que más le gustaba era ver jugar a Kobe Bryant con los Lakers de Los Ángeles, pero no quería pagar los 180 dólares de suscripción para ver los juegos, así que comenzó a hackear sistemas durante cinco años, encontrando las vulnerabilidades que le permitieran ver el baloncesto gratis. Sin embargo, decidió ir más allá.
Más de 200 videojuegos fueron hackeados por Santiago, y sus habilidades lo llevaron a obtener los primeros lugares en Candy Crush. “En cinco minutos lo había hackeado y podía crear niveles para personas que ya habían completado todos los niveles”, rememora el joven hacker.
En 2010, a sus 14 años, Rosenblatt encontró una vulnerabilidad crítica en un marketplace, la cual le permitía adquirir todo lo que quería, como una televisión, con tan sólo cubrir el costo de envío que, en aquél momento, era sólo de un par de dólares. “Ahí me di cuenta de lo crítico que era [el hackeo], porque funcionó y lo reporté. Y me dije: ‘Pará. Hace como ocho años […] que le vengo robando a la gente’; y ahí fue cuando comencé a reflexionar sobre cómo ayudar a las empresas”, dice, en entrevista.
Actualmente, este joven de 25 años es un hacker ético y se ha convertido en empresario: es el fundador de Strike, una startup que, en abril pasado, recibió 5.4 millones de dólares (mdd) en una ronda semilla para acrecentar su plataforma de “penetration testing continuo” y ampliar el acceso a soluciones de ciberseguridad para las empresas. Strike combina automatización con strikers (hackers éticos de India, Alemania, Argentina y Uuruguay) para ayudar a las compañías a encontrar y resolver vulnerabilidades críticas en sus sistemas, y así ofrecer ciberseguridad permanente a un menor costo, en comparación con sus competidores.
Sin ninguna inversión en publicidad, el año pasado 40 empresas mundiales se acercaron a Strike para obtener sus servicios, desde startups hasta empresas europeas que incluso cotizan en bolsa.
El reto consiste en llegar a 100 empresas activas este año… y parece que lo logrará pronto.
Por ahora, el mercado lo percibe como una solución de precio más bajo. Y es que el interés de este joven no consiste en generar ganancias de cifras abultadas. “Yo digo que, si puedo ayudar a 3,000 empresas [dentro de los próximos cuatro años], aunque sea muy barato, me va a ir muy bien […] Mi objetivo es que más gente pueda acceder a la ciberseguridad, y lo que hacemos nosotros es poner el foco en dar una oferta de muchísima calidad”.
Es indudable que los ataques cibernéticos se han convertido en una amenaza para el avance de la región.
Un 83% de los directivos de Latinoamérica y Norteamérica afirma que su empresa ha sufrido al menos un ciberataque en los últimos 12 meses, mientras que este porcentaje es de 67% en México, de acuerdo con la presentación del reporte “Una triple amenaza en las Américas”, de KPMG, el cual revela que los ciberataques son comunes y cada vez más graves, y se espera que su frecuencia aumente.
La pandemia por Covid-19 aceleró la adopción de la economía digital por parte de empresas y consumidores, impulsando a las startups y los unicornios (firmas con una valuación de más de 1,000 mdd), que se enfrentan a las amenazas de ciberseguridad, mientras que un grupo de hackers éticos ha iniciado su avance.
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