Foto: Cuartoscuro
– Quienes han sido inoculados sobreestiman la protección que ofrece el biológico y relajan las medidas de prevención, mientras son portadores del virus activo; la fatalidad, que es el número de muertos por casos infectados, en el grupo de personas de 60 años o más, puede ser hasta de 50% incluso teniendo vacunas y en las personas vacunadas con comorbilidades, así como en las no vacunadas puede llegar hasta 90%
Diego Badillo
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La quinta ola de Covid-19 en México se convirtió en la pandemia de los vacunados: quienes han sido inoculados sobreestiman la protección que ofrece el biológico y, como a la mayor parte de las personas que se contagian no les da tan fuerte la enfermedad, relajan las medidas de prevención, mientras son portadores del virus activo.
Alejandro Sánchez Flores, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM e integrante del Consorcio Mexicano de Vigilancia genómica, expuso que muchas personas vacunadas han generado una sensación de seguridad, lo cual es correcto, en cuanto a su salud personal, pues dada la experiencia de las últimas semanas, si es que se contagia una persona que cuente con la vacuna, no necesariamente va a sufrir síntomas muy graves o la muerte, pero, al final de cuentas, no está pensando en otras a las que, si contraen la enfermedad, sí pueden morir o pasar síntomas muy graves que los lleven a la hospitalización.
Comentó que la fatalidad, que es el número de muertos por casos infectados, es muy alta. En el grupo de personas de 60 años o más, incluso teniendo vacunas, puede ser hasta de 50% y en las personas vacunadas con comorbilidades y en las no vacunadas puede llegar hasta 90 por ciento.
Recordó que hay que tomar en cuenta que, si bien la vacuna y sus refuerzos ayuda muchísimo, en el caso de las personas de más de 60 años, la inmunidad comienza a menguar, sobre todo porque la respuesta celular que son los linfocitos tipo T, que en las personas jóvenes dan tiempo al cuerpo de hacer nuevos anticuerpos y neutralizar el virus al cabo de cuatro o cinco días, en una persona mayor la respuesta no es la misma.
“Al final de cuentas, la seguridad la debemos mantener, no solamente con la vacuna, sino con todas las medidas de prevención, pero, sobre todo, mediante la prevención de riesgos, como el que representa asistir a eventos masivos, donde hay transmisión aérea”, recalcó.
El especialista mencionó que a estas alturas de la pandemia, la gente parece tener muy claras las recomendaciones como las de los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), según las cuales, bastaba aislarse cinco días cuando contraen la enfermedad para no contagiar; sin embargo, apuntó que estudios recientes señalan que con las variantes que son dominantes en la actualidad, a los cinco días, 84% de las personas que contraen la enfermedad tienen partículas virales capaces de infectar en un cultivo celular; a los 10 días 74% y a los 15 días cero. Por eso, deberían permanecer aislados 15 días.
El especialista comentó que a esta sensación de seguridad han contribuido las pruebas de antígeno.
“Mucha gente las ha tomado como otra manera de sentir esa sensación de seguridad para regresar a sus actividades cotidianas, la cual puede ser falsa”.
Mencionó, si bien, las pruebas de antígeno han ayudado mucho a diagnosticar la enfermedad, hay que recordar que son 30% menos sensibles que otras; eso da lugar a casi 30% de falsos negativos.
Además, debido a que hay un alto nivel de subregistro, se debe tomar en cuenta que al número de casos manifestado por las autoridades debe multiplicarse por 30 para tener una estimación que se acerque más a lo que realmente está pasando.
Tomando en cuenta eso, si actualmente hay entre siete y 10 millones de casos activos en el país y, si cada uno puede infectar hasta 14 o 18 personas, “esto se puede ir muy rápido”, refirió.
En ese sentido la investigadora de microbiología y directora del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM, Laurie Ann Ximénez-Fyvie, expuso un ejercicio de lo que llamó “el desastre que significan los eventos masivos en picos de contagios”, como el concierto en la Plaza de la Constitución organizado recientemente por el gobierno capitalino.
Expuso que ese día habría 255,443 casos activos, lo cual multiplicado por 30 (debido al subregistro) da un total de siete millones 663,290, con lo cual uno de cada 16 mexicanos está con infección activa.
Si al mencionado espectáculo asistieron 110,000 personas y se divide esa cantidad entre 16 entonces hubo unos 6,689 infectados.
Además, si se toma en cuenta que la subvariante dominante es la BA5, con una tasa reproductiva de 18.5 y una cifra conservadora de 9.3, quiere decir que cada contagiado puede infectar a ese número de personas, con lo cual, serían 62,212 y, si cada infectado contagia a 9.3 personas, entonces podría haber cinco millones 380,789 personas que contraigan la enfermedad en esa cadena.
Por otra parte, Alejandro Sánchez Flores llamó la atención en que la sintomatología leve o grave no depende como tal solo del virus, sino del sistema inmune de cada persona y sus circunstancias.
“Lo que estamos viendo es que está siendo más leve porque estamos vacunados, pero si vemos a las personas que no están vacunadas, siguen muriendo”, subrayó.
El especialista explicó que la respuesta evolutiva que ha tenido el virus es de escapar al sistema inmune y sí se ha especializado un poco más en infectar el tracto respiratorio alto por algunas mutaciones, donde utiliza ciertas proteínas accesorias.
Sin embargo, ya hemos visto también que este virus es capaz de afectar a muchísimos tejidos y órganos, como riñones y pulmones, el sistema circulatorio y se ha demostrado que tiene capacidad para alojarse en el intestino de cuatro a seis meses: También puede generar problemas neurológicos. En conclusión, el virus no es nada leve, porque nos deja muchas secuelas, continuó.
Hay 36 millones de mexicanos sin vacunar
Por su parte el actuario Arturo Erdely, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la UNAM, llamó la atención en que, de acuerdo con las cifras oficiales, actualmente solo 44% de la población cuenta con esquema completo de vacunación y refuerzo.
Según el gobierno federal 92.3 millones de mexicanos están vacunados con al menos una dosis, lo que quiere decir que hay 36 millones que constituyen 28% de la población no han recibido ni una, por la razón que sea y listas para ser infectadas, recalcó.
Además, subrayó, el pico de la actual ola de contagio superó el alcanzado en tres de las cuatro anteriores. Nada mas no superó el de la cuarta.
“En esta quinta ola se superaron los registros de infecciones diarias como de personas activas que se tuvieron en las tres primeras, lo cual muestra el descuido, tanto por parte de las autoridades como de la población en general, en cuanto a extremar los cuidados para que no se extiendan los contagios”, enfatizó.
En ese sentido, mencionó que ya hay “como un agotamiento respecto del tema de la epidemia, lo cual se entiende, pero también deberíamos de tomar en cuenta que es necesario seguir con el uso disciplinado de mascarillas, por lo menos en los lugares donde hay que usarlas, como espacios cerrados, en el transporte público, oficinas, escuelas y eventos y la verdad es que se ha perdido eso, en parte debido a que las mismas autoridades no ponen el ejemplo”.
Dijo que otra situación que se observa es que con las últimas variantes, es que la gente que se contagia se vuelve a contagiar.
Lo que ha quedado demostrado que la falta de uso de mascarillas provoca repuntes de contagios, insistió.
Al parecer ya se alcanzó el pico de la quinta ola
El actuario Erdely expuso que, en el agregado nacional las estadísticas sobre la pandemia en México muestran que al parecer sí ya se alcanzó un pico y empiezan a descender las infecciones activas, pero si se analizan las cifras por entidad, algunas continúan en ascenso.
Si se grafican los valores de los registros de infecciones activas, como de nuevos casos por fecha de inicio de síntomas, parece que ya se alcanzó un punto máximo y ya empiezan a descender.
Donde los registros muestran que al parecer ya se alcanzó un pico son Baja California Sur, Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Quintana Roo, Veracruz y Yucatán. En el resto de las entidades están en ascenso o por llegar a un pico.
Recordó que la capital del país y el estado de México influyen en las cifras nacionales debido a la cantidad de población que concentran y en este caso muestran que aparentemente ya alcanzaron un pico en esta quinta ola.
El martes pasado, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell había señalado que los registros de las últimas 14 semanas (el quinto repunte durante la pandemia) “empiezan a mostrar una reducción. Ojo, todavía no es que disminuya la cantidad de casos diarios o la cantidad de casos semanales cuando se compara con las fechas inmediatas previas, la semana previa o el día previo, todavía no es eso; pero sí vemos que el aumento que se presenta día con día o semana con semana es ya menor al que se estaba presentando en las 14 semanas anteriores”.
Hasta el jueves de la semana pasada, se registraban 1,403 contagios por hora y 4.8 muertes por hora.
Ese día se reportaron 33,660 contagios, un día antes 34,661 y dos días antes 34.095. Por semana, al jueves 21 de julio se habían reportado 182,803, una semana antes 188.657 y dos antes 150,617 y cinco antes que esa las cifras eran en aumento.
Si se analizan los contagios diarios promedio por semana, del 15 al 21 de junio fueron 25,155, una anterior 26,951 y las cinco anteriores a esa mostraban números en aumento.
Sin embargo, los reportes de muertes por semana siguen manteniendo números en aumento, aunque no como en otras olas. Entre el 15 y 21 de junio se registraron 544, una anterior 359 y dos antes 260.
El virus no deja de mutar
Alejandro Sánchez Flores, explicó que a principios del año en curso se detectó la variante B1152, inicialmente en Sudáfrica y se empezó a esparcir rápidamente por todo el mundo.
Se comprobó que escapa al sistema inmune parcialmente y empezó a incrementar los números de los casos. Por ello la OMS decidió ponerla en esta categoría de variante de preocupación y se llamó ómicron.
Después de un tiempo ómicron empezó a esparcirse en gran parte de la población mundial y a adquirir nuevas mutaciones. Es cuando empezaron sus sublinajes.
Ómicron derivó en el sublinaje BA1, el cual empezó a dominar en el mundo y después de él apareció el sublinaje BA1.1. Después hubo otro cuando surgió la BA2, que tiene otras mutaciones que ya la hacen diferente de estos dos linajes y empezó a dominar lo mismo que la BA1 y sus sublinajes.
Finalmente pasó el tiempo y estas variantes empezaron a adquirir más y más mutaciones y en México se introdujeron dos sublinajes de BA2 que son el BA2.12.1, que se observó primeramente en Nueva York y justo se introdujo en la franja norte y noreste del país y finalmente empezó a ganar territorio.
Por otro lado, en Europa se empezó a observar la variante BA2.9 y, al parecer, entró a México por Quintana Roo y también ganó terreno.
La tendencia mundial que se había observado era BA1 luego BA1.1, BA2 y luego ya unos sublinajes de BA2 y después de la introducción de BA4 y BA5. En México, actualmente, más de 60% de los casos son BA5.
Además, ya empieza a haber subvariantes como la BA5.2, que es una de las más abundantes y a su vez han surgido aún más sublinajes de ómicron que todavía no vemos una dominancia o un incremento que son los DE, DF y DG que se parecen mucho a BA5.
El especialista dijo que esta situación ya la habíamos visto el año pasado con delta, cuando se diversificó muchísimo y creó otros sublinajes, que eran los AY y, finalmente, estamos viviendo algo similar, que se da por una transmisión acelerada, que es justo lo que observamos en esta quinta ola de la pandemia en México.
diego.badillo@eleconomista.mx