lunes, noviembre 25, 2024
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Se aproxima una ‘cascada’ de defaults en países emergentes

Foto: Shutterstock

– Una ‘bomba de tiempo’ se cierne sobre un grupo de países que concentran a 900 millones de personas

Por Bloomberg / Sydney Maki

Una pila de un cuarto de billón de dólares de deuda amenaza con arrastrar al mundo en desarrollo a una cascada histórica de incumplimientos.

Sri Lanka fue la primera nación este año en dejar de pagar a sus tenedores de bonos extranjeros, abrumada por los costos de los alimentos y el combustible que avivaron las protestas y el caos político. Rusia siguió en junio después de quedar atrapada en una red de sanciones.

Ahora, la atención se centra en El Salvador, Ghana, Egipto, Túnez y Pakistán, países que Bloomberg Economics considera vulnerables al incumplimiento.

A medida que el costo de asegurar la deuda de los mercados emergentes contra la falta de pago aumenta al nivel más alto desde la invasión de Rusia a Ucrania, Carmen Reinhart, economista jefe del Banco Mundial, y especialistas en deuda de mercados emergentes a largo plazo están cada vez más preocupados.

“Con los países de bajos ingresos, los riesgos de la deuda y las crisis de la deuda no son hipotéticos”, dijo Reinhart en Bloomberg Television. “Ya estamos prácticamente allí”.

El temido ‘efecto dominó’
La cantidad de mercados emergentes con deuda soberana que cotiza en niveles de dificultad (rendimientos que indican a los inversionistas que el incumplimiento es una posibilidad real) se ha duplicado en los últimos seis meses, según datos recopilados a partir de un índice de Bloomberg. Colectivamente, esas 19 naciones albergan a más de 900 millones de personas, y algunas, como Sri Lanka y el Líbano, ya están en mora.

En juego hay 237 mil millones de dólares, lo que suma casi una quinta parte, o alrededor de 17 por ciento, de los 1.4 billones de dólares de bonos soberanos de mercados emergentes que tienen deuda externa pendiente denominada en dólares, euros o yenes, según datos compilados por Bloomberg.

Como las crisis han demostrado una y otra vez en las últimas décadas, el colapso financiero de un gobierno puede crear un efecto dominó, conocido como ‘contagio’ en la jerga del mercado, ya que los inversionistas asustadizos sacan dinero de países con problemas económicos similares y, al hacerlo, aceleran su choque. La peor de esas crisis fue la debacle de la deuda latinoamericana de los años ochenta.

Nuestra actualidad, opinan los observadores de los mercados emergentes, tiene cierto parecido con ese desastre. Al igual que entonces, la Reserva Federal está aumentando repentinamente la tasas de interés a un ritmo vertiginoso en un intento por frenar la inflación, provocando un aumento en el valor del dólar que dificulta que las naciones en desarrollo paguen sus bonos extranjeros.

Y, por supuesto, están las personas que ya no pueden mantenerse al día con el aumento del costo de vida. Están surgiendo episodios de agitación política en todo el mundo relacionados con el alza en el precio de los alimentos y la energía, lo que arroja una sombra sobre los próximos pagos de bonos en países altamente endeudados como Ghana y Egipto.

Con la guerra entre Rusia y Ucrania ejerciendo presión sobre los precios de las materias primas, las tasas de interés mundiales en aumento y el dólar estadounidense afirmando su fortaleza, es probable que la carga para algunas naciones sea intolerable.

Para Anupam Damani, director de deuda internacional y de mercados emergentes de Nuveen, existe una profunda preocupación por mantener el acceso a la energía y los alimentos en las economías en desarrollo.

“Esas son cosas que seguirán resonando en la segunda mitad del año”, dijo. “Hay mucha literatura académica y precedentes históricos en términos de inestabilidad social que pueden causar los precios más altos de los alimentos, y luego eso puede conducir a un cambio político”.

Todo mundo vende
Una cuarta parte de las naciones rastreadas en el índice soberano de Bloomberg están negociando en dificultades, generalmente definidas como rendimientos de más de 10 puntos porcentuales por encima de los de bonos del Tesoro de vencimiento similar.

El indicador ha caído casi 20 por ciento este año, superando ya la pérdida de todo el año que registró durante la crisis financiera mundial de 2008. Parte de eso, por supuesto, se debe a las grandes pérdidas en los mercados de tasas subyacentes, pero el deterioro del crédito ha sido un factor importante por las naciones más afligidas.

Samy Muaddi, gerente de cartera de T. Rowe Price que ayuda a supervisar alrededor de 6 mil 200 millones de dólares en activos, lo llama una de las peores liquidaciones de deuda de mercados emergentes “posiblemente en la historia”.

La situación puede empeorar antes que mejorar
Señala que muchos mercados emergentes se apresuraron a vender bonos en el extranjero durante la pandemia de COVID cuando las necesidades de gasto eran altas y los costos de endeudamiento eran bajos. Ahora que los bancos centrales de los mercados desarrollados endurecen las condiciones financieras, alejando los flujos de capital de los mercados emergentes y dejándolos con altos costos, algunos de ellos estarán en riesgo.

“Este es un período agudo de desafíos para muchos países en desarrollo”, dijo Muaddi.

La aversión al riesgo también se ha extendido a los comerciantes que están adquiriendo un seguro contra el incumplimiento en los mercados emergentes. El costo persiste justo por debajo del pico visto cuando las tropas rusas invadieron Ucrania a principios de este año.

“Las cosas pueden empeorar antes de mejorar”, advirtió Caesar Maasry, jefe de estrategia de activos cruzados de mercados emergentes de Goldman Sachs, en un seminario web de Bloomberg Intelligence.

“Es un ciclo tardío. No hay una fuerte recuperación para comprar”. Eso ha enviado a los administradores de dinero extranjero a marcharse de las economías en desarrollo. Sacaron 4 mil millones de dólares de bonos y acciones de mercados emergentes en junio, según el Instituto de Finanzas Internacionales, lo que marca el cuarto mes consecutivo de salidas debido a que la invasión de Rusia a Ucrania y el impacto de la guerra en los precios de las materias primas y la inflación arrastraron la confianza de los inversores.

“Esto podría tener impactos realmente a largo plazo que cambien la forma en que pensamos sobre los mercados emergentes y, en particular, los mercados emergentes en un contexto estratégico”, apuntóo Gene Podkaminer, jefe de investigación de Franklin Templeton Investment Solutions.

“Lo primero que hace es reafirmar la reputación de los mercados emergentes: son volátiles. Ciertamente hubo períodos de tiempo en los que los inversores quizás lo olvidaron, pero ahora es difícil ignorar ese hecho”.

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